Quien sospecharía, que las palabras finalmente se han rendido para el poeta,
y que el sentido de la metáfota decidió admitir su derrota.
Que preferimos engañar la realidad, para amortiguar nuestro eterno retorno,
nuestra indeformable tragedia, la tragedia de la soledad,
Siempre hemos de huir para contener nuestra desgracia,
¿Pero no es acaso el Arte también una enajenación autocomplaciente?
¿No es acaso ese, su impotente objetivo, su malograda utopía?
Sólo una bomba....
viernes, 21 de marzo de 2008
domingo, 2 de marzo de 2008
IAN
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