Durante su carrera Evans captó en imágenes concisas, contundentes y sobrias todas las caras de una sociedad capitalista que se presenta al mundo como un ejemplo brillante de desarrollo. "Evans señaló el camino contemporáneo en el arte de la fotografía", indica Gollonet para quien las imagenes de Evans se presentan sin la "magia del cuarto oscuro".Entre sus imágenes más conocidas figuran el retrato de un niño descalzo en el interior de su casa en Morgantown. La austeridad del interior contrasta con la presencia de carteles publicitarios que prometen bienestar y felicidad. También son muy populares sus retratos de granjeros arrendatarios en Alabama. Retrato denuncia de CubaSu paso por La Habana, con el objetivo de ilustrar el libro El crimen de Cuba, supuso una de las primeras denuncias del régimen, según Gollonet, al explorar y retratar los rincones de una ciudad en la que aparecen obreros, vagabundos, estibadores, prostitutas y niños como en la Familia cubana indigente (1933) o Vagabundo durmiendo (1933).Pero a partir de 1938, Evans emprende un experimento radical dentro del retrato y comienza a trabajar ocultando la cámara bajo el abrigo, sin control de encuadre para centrarse en las caras y en los gestos de los viajeros del metro de Nueva York. Pretendía fotografiar a las personas de improviso, atrapándolas al natural y mostrándolas sin tapujos. Entre 1945 y 1965, Walker Evans se convierte en fotógrafo en exclusiva par ala revista Fortune. En esta etapa, Evans publicará álbumes importantes, uno de ellos es, Beauties of The Common Tool (1955) compuesto cinco fotografías en las que muestra cinco herramientas comunes, pero aisladas y ampliadas, resaltan como si se tratara de esculturas abstractas. La llegada del colorA pesar de su desconfianza hacia la eficacia pictórica del color, en la última fase de su carrera -desde finales de los cincuenta hasta su muerte en 1975- se convierte, sorprendentemente, en el eje de su trabajo y en una nueva lente a través de la que investigar sus intereses. En 1974, el lanzamiento de la Polaroid SX-70 ofrecerá a un artista de salud débil la posibilidad de seguir creando, al suprimir por completo el duro trabajo del cuarto oscuro. En sus instantáneas postreras persisten los temas que le han obsesionado a lo largo de toda su carrera. En las fotografías de letreros, aunque los colores chillones sean nuevos, pero la fragmentación y el lenguaje provocativo y con doble sentido permanecen fieles a la iconografía vital de Evans. Otra característica de sus últimos años es su carácter coleccionista. Sólo en su casa acumulaba cerca de 9.000 postales y otros objetos vernáculos que recogía y ordenaba. él mismo comentó cómo la fotografía era una forma de coleccionismo.
Fuentes originales:
El Mundo