sábado, 11 de julio de 2009

Una entrevista a Peter Sloterdijk


Estamos en el mundo en burbujas, esferas, incubadoras, invernaderos, donde el hombre se construye, se protege y cambia. La esfera no es más la imagen morfológica del mundo poliesférico que habitamos, sino la espuma.::: Peter Sloterdijk

Entrevista a filósofo pospesimista y poscínico

Para algunos, Peter Sloterdijk es un visionario, un “nuevo y
genial Nietzsche”. Para otros, el filósofo alemán más célebre después de Jurgen Habermas y el responsable de abrir las puertas al eugenismo, una corriente que aprueba el diseño genético para mejorar la salud del ser humano. Como sea, desde hace 20 años cada libro de este profesor de estética termina transformándose en un best-seller.

La Nación: ¿Cuál es la razón de esa fascinación? Probablemente, la forma que tiene de describir el mundo y el hombre a través de conceptos como “burbuja”, “esfera” y “espuma”.

Peter Sloterdijk: Según su teoría, el día en que Copérnico demostró que la Tierra estaba suspendida en el espacio, la humanidad entera vaciló: el ser humano fue presa del pánico ante la idea de caer en el vacío y desaparecer en un infinito agujero negro. Desde entonces, los hombres sólo aspiran a recuperar un manto protector, algo parecido a la placenta confortable de la cual salimos. Tanto, que toda obra humana tiende a reconstruir esa forma original.


En los tres tomos de casi 1000 páginas cada uno que componen “Esferas”, este gigante rubio de 57 años trata de demostrar que, en ese esfuerzo titánico por protegerse de “los terrores del espacio abismal”, los países ricos de Occidente han desarrollado un “constructivismo ofensivo, extendido hasta el infinito mediante la edificación, utópica y pragmática, de una casa de vidrio planetaria que debe asegurar un hábitat moderno en el espacio abierto”.

Pero no todas son loas para la nueva estrella de la filosofía mundial, que dirige la Universidad de Karlsruhe. Muchos lo acusan de haber transgredido la prohibición moral y política que pesa sobre las manipulaciones genéticas. El más tenaz de sus críticos es Habermas.

El escándalo estalló en 1999, en una conferencia que Sloterdijk tituló "Reglas para el Parque Humano". Yendo más lejos que Nietzsche, presentó a la escuela, la educación, la Iglesia y el humanismo como técnicas de domesticación del hombre: "Esa práctica -dijo- nos ha llevado a vivir en un zoológico temático lleno de animales civilizados, donde el hombre se domestica a sí mismo y trata de hacer lo mismo con los recién llegados". El humanismo educativo, sostuvo, abrió una "era antropotécnica", donde la ingeniería genética y la clonación son inevitables.

-Después de esa conferencia, Habermas, la conciencia de la Alemania antinazi, lo acusó de utilizar "la jerga nacionalsocialista" y denunció su "antropología de los años 1940". La prensa, por su parte, lo calificó de eugenista. ¿Cuál es su respuesta?

-El eugenismo forma parte del pensamiento moderno. Es la base misma del progresismo. El eugenismo es una idea de la izquierda clásica, retomada por los nacionalistas después de la Primera Guerra Mundial. Es el progresismo aplicado al terreno de la genética. Cada individuo razonable es eugenista en el momento en que se casa. Cada mujer es eugenista si prefiere casarse con un hombre que posee cualidades favorables en su apariencia física. Es el eugenismo de todos los días.

-¿Completamente inconsciente?

-No, para nada. Uno no es inconsciente si se casa con una bella mujer. La preferencia de la belleza en los asuntos eróticos no es inconsciente: es la conciencia misma. Como decía Platón en "El banquete", es la voluntad de engendrar en la belleza. Es el acto más consciente y el más razonable del ser humano.

-O sea que el eugenismo no es fascista. ¿El hombre puede creerse Dios y decidir quién debe vivir y quién no?

-Nunca existió un eugenismo fascista. Lo que hubo fue un exterminismo racista. Esa voluntad de matar nunca tuvo la más mínima relación con el concepto de eugenismo concebido como un medio de reflexionar sobre las mejores condiciones en que será creada la próxima generación. Los nazis se aprovecharon de algunos pretextos seudocientíficos para eliminar enfermos. Eso no tiene nada que ver con el eugenismo. Es un abuso total de lenguaje llamarlo así.

-¿Y a qué atribuye esa confusión?

-A que el fascismo de izquierda nunca fue revelado como lo que en verdad es. El antifascismo, como ideología dominante, se debe a que el fascismo de izquierda nunca hizo sus duelos. Sus representantes nunca confesaron lo que en verdad son. Acusando de fascistas a los fascistas de derecha ocultaron su propia calidad de fascistas, incluido el maoísmo, que fue el peor de los fascismos. Al lado de Mao, Hitler parece un loco y un neurasténico, un pobre personaje comparado con la envergadura fascista de Mao Tsé-tung.

-Cuando usted empleó la expresión "zoológico humano temático" naturalmente tenía que causar conmoción. ¿Fue una provocación?

-Para nada. Son sólo metáforas que permiten evocar una realidad antropológica que existe, con o sin esa metáfora. Porque el hábitat del ser humano no es la naturaleza en estado puro ni la casa en estado puro. Es una organización intermedia, que se parece a un zoológico. Una ciudad que fuera sólo una ciudad sería una suerte de prisión. Las ciudades vivibles son como zoológicos. Y un zoológico humano es simplemente una metáfora que remite a la calidad urbana del estar humano. No veo dónde está la provocación. El pensamiento de los seres humanos con relación a los animales está dominado por esa zoofobia, ese racismo de la especie. Los hombres hacen sus propias proyecciones en esa terminología, creyendo que hago una reducción de la humanidad a la animalidad, cuando es exactamente lo contrario.

-¿Es en ese sentido que, para usted, "el hombre es un animal de lujo"?

-Es tan lujoso que no es capaz de seguir siendo un verdadero animal. Perdió la facultad de ser un animal. Esa es mi definición de la humanidad: la incapacidad adquirida de quedar en el terreno de la animalidad. Somos seres condenados a la fuga hacia adelante, y en esa carrera nos volvemos extáticos. Ese éxtasis corresponde a lo que Heidegger llamaba "la apertura al mundo". Volviendo al eugenismo, soy partidario de un eugenismo de lujo. Me interesa particularmente el ser humano como fenómeno de lujo, casi milagroso, aparecido en forma aleatoria. Esa criatura lleva una carga hereditaria de enfermedades genéticas que no sirven para nada, pero que nos acompañan. La única pregunta eugenista que las generaciones futuras podrían plantearse sería si suprimir, gracias a la ingeniería genética, algunos de esos acompañantes. En 50 o 100 años, estoy seguro de que la mayoría de la humanidad estará de acuerdo con esas técnicas. Pero esto no tiene nada que ver con un eugenismo eliminador. Es necesario habituarse a pensar al hombre como un ser de lujo, aun cuando los dogmáticos no dejen de decirnos que el hombre es hombre sólo en función de sus carencias.

-Con sus tres tomos de "Esferas" dejó el terreno de la bioética para plantear nada menos que una morfología general del espacio humano. En esa trilogía retoma la gran pregunta de Heidegger: ¿adónde estamos cuando decimos que estamos en el mundo?

-Y yo respondo: "En burbujas, esferas, incubadoras, invernaderos, donde el hombre se construye, se protege y cambia". La vida humana se autoorganiza siempre creando espacios protegidos e inmunes, de la célula y su protoplasma a los niños dentro del útero, pasando por los hombres cuando construyen su intimidad, sus casas, sus ciudades y sus espacios metafísicos o imaginarios.

-Para usted, el modelo de la esfera es la isla. ¿El hecho humano se construiría mediante la separación?

-Una isla es, porque está aislada, y el hecho humano es el resultado de una gran operación de aislamiento. El proceso que lleva a la realidad humana es el autoencierro de un grupo humano que transforma a sus miembros como se transforman los monos en hombres. Ese proceso comienza con una utilización perversa y particular de la mano del mono, que se metamorfosea en mano humana. Nosotros tocamos de otra manera, como lo muestra Sartre en "El ser y la nada" cuando habla de la caricia. La caricia es exactamente el gesto que prueba que la mano humana se ha vuelto extática. Ya no se contenta con el gesto de tomar algo: la mano se vuelve la antena del ser.

-¿Y qué es lo que usted llama "uterotopo"?

-Es otra de las dimensiones de la isla del hombre. Es necesario comprender que los seres humanos están condenados a una práctica metafórica que consiste en la necesidad de repetir extraútero la situación intrauterina. El medio uterino se vuelve el símbolo de la actividad mundial, debido a que el ser humano depende siempre de un espacio protector para realizar su naturaleza humana.

-En "Espumas", el último volumen de su trilogía, usted dice que esas innumerables esferas humanas se aglomeran hasta formar paquetes de "espuma" que permiten pensar esa multitud de espacios humanos cerrados.

-No podía quedarme en el nivel de las burbujas protectoras del núcleo familiar o de la pequeña horda. Yo interpreto la metafísica clásica como un sistema inmunitario simbólico que construía un película trascendente e indestructible en torno del ser humano. Mientras los mortales vivían bajo ese cielo, era plausible pensar que el cosmos era la casa de Dios -esa esfera donde el centro está en todas partes y la circunferencia en ningún sitio- y los hombres, los inquilinos. En "Espumas" demuestro por qué esa monoesfera metafísica estaba destinada al fracaso.

-¿Por qué?

-Hay una contradicción que refleja el dilema formal de la situación actual del mundo: a través de los mercados y los medios de comunicación globales asistimos a una guerra sin cuartel entre modos de vida y entre mercancías de la información. Allí donde todo es centro no puede existir un verdadero centro. Allí donde todo emite, el supuesto centro emisor se pierde entre los mensajes entremezclados. Vemos entonces que la era del círculo unitario -el único, el más grande, el que engloba todo lo demás- ha terminado irrevocablemente. La esfera no es más la imagen morfológica del mundo poliesférico que habitamos, sino la espuma.

-En todo caso, ese espacio vital cada vez está más amenazado: el aire que respiramos es acondicionado, filtrado, purificado. Después de la utilización de gases mortales, ese aire se ha transformado en un elemento amenazador. El aire y el medio ambiente forman parte de la estrategia militar y, como el hombre necesita inmunizarse contra esos peligros...

-...esto acelera la construcción de esferas protectoras, sean ellas el espacio aéreo, nuestras ciudades climatizadas o nuestras oficinas y apartamentos. Nuestro mundo occidental quisiera ser un inmenso palacio de cristal. Algo parecido al Palacio de Cristal de los británicos, ese invernadero gigante y lujoso construido en Londres en 1850 para la Exposición Universal. Occidente ha reemplazado el mundo de los metafísicos por un gran espacio interior organizado por el poder adquisitivo. El capitalismo liberal encarna la voluntad de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado, suficientemente grande como para que no nos sintamos encerrados. Creo que ese palacio de cristal urbano, con sus calles peatonales, sus casas con aire acondicionado, da una respuesta adecuada a ese deseo. Walter Benjamin ya lo decía en la época de la Restauración en Francia, cuando hablaba de las galerías comerciales y las calles comerciales de París. Para él, construyendo esos pasajes, el régimen de Napoleón III mostró su verdadera naturaleza tratando de transformar el mundo interior en una especie de fantasmagoría: un gran salón abierto donde uno recibe el mundo sin estar obligado a salir de su casa. Para él, ése era el fantasma burgués de base: querer disfrutar de la totalidad de los frutos del mundo sin tener que salir de su casa.

-¿En función de ese objetivo, la globalización de los medios de comunicación ayuda enormemente, porque uno puede traer el mundo a su casa sin tener que moverse?

-Exactamente.

-Y con el resto, ¿qué se hace? ¿Qué se hace con la periferia subdesarrollada del mundo?

-Se usa para hacer turismo y practicar la caridad. Para darse buena conciencia.

-¿Usted habla del hombre posmoderno?

-Sí. El modernismo fue la época de la construcción del gran invernadero de cristal. El posmodernismo es la vida después de su inclusión total en ese gran invernadero. La periferia está allí simplemente para recordarnos que todo es muy seguro y que es necesario proteger la estructura a cualquier precio.

-¿El sistema militar llamado "Guerra de las Galaxias", desarrollado por EE.UU., forma parte de ese gran invernadero?

-Desde luego, porque ellos son los guardianes de ese gran palacio de cristal, sobre todo de su superficie. Una superficie que es muy frágil y, al mismo tiempo, muy elástica. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, los norteamericanos se pusieron a construir otras estructuras más sofisticadas y aún más grandes que las Torres Gemelas. Lo curioso es que nadie parece extrañar esas torres.
Apenas fueron destruidas, sus funciones pasaron a ser cumplidas por otras estructuras. La verdadera consecuencia del 11 de septiembre fue que, desde entonces, los estadounidenses poseen algo muy precioso: tienen por primera vez un monumento nacional mítico. Algo así como la Jerusalén de los cristianos en la Edad Media: el sitio donde se encontraba la tumba de Cristo. Por primera vez, los norteamericanos tienen esa Tierra Santa en territorio estadounidense. Para hacer una Cruzada, es necesario poseer una Tierra Santa.

-Usted no sólo es duro con los norteamericanos; también lo es con los europeos, a quienes acusa de ser unos cínicos: miran el mundo con sus principios de libertad, igualdad y fraternidad, pero dicen: es así y no se puede cambiar.

-Sí, el cinismo es una suerte de pragmatismo aplicado al terreno de la reflexión ética. El cinismo antiguo era otra cosa, era simplemente un naturalismo, una reclamación de la naturaleza en tanto que régimen razonable que reglamentaba el movimiento de los astros y los cuerpos celestes, y que al mismo tiempo podía ser aplicado al comportamiento humano. Esa suerte de naturalismo indicaba que había que renunciar a las necesidades creadas por la sociedad y llevar la vida de un perro
feliz.

-¿Y usted es un cínico?

-No, para nada. Yo no creo que se puedan ignorar las necesidades creadas por la sociedad. Finalmente, Diógenes, dentro de su barril, no consiguió ignorarlas. La prueba es que él también quiso entrar en la conversación urbana, transformarse en objeto de la atención pública gracias a su tonel y a esa marginalidad espectacular. Para él, ésa era la única forma que tenía un filósofo de hacerse notar en una sociedad donde todos los buenos puestos ya estaban distribuidos. En nuestros días, se podría decir que el cinismo es un mecanismo de marketing filosófico y que la invención de gestos espectaculares es una filosofía à coté de la filosofía hablada; es una suerte de ampliación de los medios de la comunicación filosófica.

-Volviendo al palacio de cristal, y como nada es eterno, ¿qué sucederá después del gran invernadero?

-Tendrá fin, porque la dolce vita en ese gran palacio de cristal está basada en una tecnología que no es sostenible. Es decir, en las energías fósiles. En la historia de la humanidad, el fosilismo habrá sido un episodio de apenas unos 300 años. Tenemos energías fósiles aún por 50, 100 años como máximo. En todo caso, nuestro placer ya no es el mismo: ha sido prácticamente demolido, porque las energías fósiles son sólo agradables cuando son baratas, y esa época se terminó para siempre. No volverá nunca más. Cuando todo se vuelve caro, no hay más confort, porque la democratización del lujo es imposible. Los regalos de la naturaleza se terminan allí. Ahora los hombres se preguntan cómo se pueden reemplazar esos regalos. La verdad es que el hombre detesta el trabajo. Los hombres simulan trabajar, pero trabajando sueñan con un regalo, con un tesoro que buscan en forma permanente. El trabajo es sólo una suerte de intermezzo que se acepta en espera del gran regalo.
Ahora, ante el fin de las energías fósiles, el trabajo regresa como una carga insoportable.

-No podemos quejarnos: desde mediados del siglo XIX hasta ahora hemos reducido en dos tercios el tiempo de trabajo.

-Así es. Pero eso se terminó para siempre. El fin de la vida fácil es irreversible.

-Después de esto, me parece bastante difícil comprender por qué usted se declara optimista sobre el futuro del hombre.

-Porque tenemos una buena posibilidad de administrar ese gran giro hacia una tecnología que será al mismo tiempo barata, compatible con las exigencias de la democracia y, sobre todo, abordable para los países que hoy están en la periferia. Esos pueblos aprovecharán la situación cuando las nuevas tecnologías solares estén disponibles a precios razonables. Esos nuevos recursos permitirán una estructura de civilización completamente diferente.

-¿Se podría decir entonces que usted es un filósofo pospesimista?

-No se me había ocurrido, pero me parece muy apropiada esa definición.

Entrevista de Luisa Corradini publicada en La Nación de Buenos Aires con el título: Peter Sloterdijk: "El fascismo de izquierda nunca hizo su duelo"

domingo, 5 de julio de 2009

"Una historia escandalosa", un "delirio (hu)rbano" o "la ciudad como laboratorio capitalista"


La ciudad probablemente es una de las estructuras más complejas creada por el hombre.

Según un escrito de Wu Ming (El tiempo de la Metrópolis está terminado), la ciencia ficción sólo representa el horror cotidiano de la Ciudad, en una época en que la era moderna como fantasía del hombre máquina, ha sido eclipsada por la realidad sobremoderna (o posmoderna).

"Si la ciudad antigua era parasitaria energética del campo circundante, las áreas urbanas contemporáneas son de hecho parásitas del planeta entero: el consumo de energía que implica el estilo de vida impuesto por la metrópoli no podrá ser sostenido mucho más tiempo. Las áreas urbanas dependen para todo tipo de recursos de territorios lejanos. Una ciudad de un millón de habitantes devora dos millones de kilos de alimentos al día mientras que no produce, en realidad, nada. El edificio de la Sears en Chicago contiene 130 kilómetros de cable de ascensor y consume más electricidad que una ciudad de tamaño medio. No hay ninguna Metrópoli Final en el futuro del hombre o del mundo." Wu ming 5

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La teoría de Lyotard sobre el fin de los relatos es una verdad a medias. A medias porque las ideologías no han muerto, sino que como energías históricas se han transformado, reformulado, tergiversado. Esta tergiversación es un cambio de forma, no de fondo, asumiendo que el fondo es el consenso capitalista que actualmente rige el desarrollo económico mundial. En este sentido, la asertividad de Lyotard radica en su presunción de que este cambio de forma, revela una nueva ideología reinante, desde la cúal, cualquier pensamiento es posible (el mejor ejemplo es el "Comunismo Chino") mientras el telón siga siendo el mismo. He aquí su estadio histórico cultural "posmoderno" .

Este triunfo del Capitalismo como fin de los relatos, de las utopías y de las fantasías revolucionarias revela sin embargo, o concluye, una nueva ideología: La neoliberalización mundial como confirmación cultural del deceso de los ideales modernos. El super hombre nitzscheano (se lamenta Zarathustra) probablemente ha dado su paso final hacia el último hombre.

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Las ciudades son reflejo del hombre, su germén de control, y por ende desarrollo civilizatorio. Las ciudades son el espejo de su actuar, de sus pecados y sus bondades, de sus vicios y sus virtudes, de sus ánimos y enfermedades. Las ciudades actuales son fractales espectaculares repletos de vida humana, producidos por una mano observadora y dinámica en torno a una actividad única: El consumo.

Cuando Wu ming señala que las Ciudades han mantenido su patrón parasitario anti sostenible, aduce concluir entonces que como estructuras han evolucionado de una forma fatal para la propia conservación de la raza humana. Pero esta evolución ha sido calculada.

El capitalismo actual ha visto en la Ciudad su creación perfecta, su cristalización fluctuante, su equilibrio dinámico, su corazón geográfico. ¿Es este el macro laberinto de Skinner, donde el fin preciado del hombre "libre" es consumir para sobrevivir y seguir alimentando el sistema?.
El modelo de simulación es ¿la Ciudad? como laberinto, como estudio de mercado, como culminación de una FORMA aceptada y consensuada de vivir. La mancha urbana se extiende, y sigue consumiendo terrenos rurales y agricolas para URBANIZARLOS indefinidamente.
Un ciudadano alemán inevitablemente consume más energía que un ciudadano africano, aún cuando Alemania sea uno de los países lideres en tecnologías sostenibles. Y he aquí el punto. El Dilema del habitar del Hombre Polis sobre su matriz ciudad no se resuelve con avanzadas tecnologías, tiene que ver con LA forma de vivir, dígase hábito condicionado.
Según Von Bertalanfy la psicología conductista proporcionó al hombre moderno el condicionamiento perfecto para satisfacer a los capitalistas. Lo domó y condiciono bajo un mecanismo de funcionamiento reducido y específico: comer, trabajar, morir. Y precisamente la psicología (hu)rbana experimenta en un críptico laberinto : La ciudad.








miércoles, 1 de julio de 2009

Polemizar

Las siguientes conversaciones fueron publicadas por el Grupo IIO de la Revista Cientodiez.
Al final la Fuente original

Ideología y Técnica
Conversaciones

JAIME LERNER
Pienso que para cambiar una ciudad para mejor, hay varios factores que son importantes. Primero, la voluntad política. Segundo, la solidaridad; tener una visión solidaria con la gente. Tercero, tener una estrategia; y cuarto, hacer de cada problema de una ciudad, una ecuación de corresponsabilidades. Después de casi 40 años trabando en la ciudad, yo creo, y lo puedo jurar, que una ciudad se puede mejorar en menos de tres años. No importa la escala de la ciudad o los recursos que ésta tiene disponibles; para todo problema se puede montar una ecuación de corresponsabilidades; en el caso del transporte en Curitiba, no teníamos recursos para una flota completa, y qué es lo que hicimos: la municipalidad definió el sistema y propuso a los privados que “nosotros invertimos en el itinerario y vosotros en la flota, y vamos a pagar por kilómetro rodado”. Con esto ahorramos 300 millones de dólares, porque fueron los privados quienes compraron la flota; y el sistema en Curitiba se paga por sí mismo, no hay subsidios.
Otra cosa. Yo tengo contactos con estructuras muy sofisticadas de planeamiento. Muchas veces ellos no pueden ni siquiera responder a dos simples preguntas: Primero, para dónde es que la ciudad crece, o cuál es la estructura de crecimiento en la ciudad; Segundo, de qué es que la gente de esta ciudad vive. Esas son dos preguntas fundamentales. Yo creo que una ciudad que tiene buena calidad de vida, posee suficiente atracción para inversiones que pueden generar empleos. La calidad de vida es una buena generadora de empleos.
Cuando me pregunto cómo se hace para hacer las cosas, mi respuesta es la siguiente: Para hacer las cosas hay que proponer un escenario, una idea, una propuesta, que todos, o la gran mayoría entienden como deseable. De ahí todos ayudarán a que acontezca. Si la gente, o los políticos, o los técnicos no entienden cuál es el escenario a proponer a la gente, o no saben comunicar ese escenario, es claro que las cosas se tornarán muy difíciles. La propuesta para la ciudad debe ser muy clara, de parte de los técnicos hacia la gente que toma las decisiones políticas, y de parte de la gente que toma las decisiones políticas a la población. A veces cierta gente cree que tiene toda la vida para planear; siempre hay que alimentar a los que toman las decisiones políticas, los que tienen esa responsabilidad, con ideas, con propuestas. Eso es lo que hace falta; porque la ciudad no es tan compleja cuando los vendedores de complejidad nos la quieren hacer entender. La ciudad no es tan compleja, y el mundo está lleno de vendedores de complejidad; tenemos que combatirlos a toneladas.

MARCIAL ECHENIQUE
Siempre he confiado y he sido precursor del uso de Modelos de Simulación, porque permiten tomar cierto tipo de decisiones a largo y corto plazo. Estos modelos de comportamiento son representaciones del funcionamiento de una ciudad, de cómo se comportan las personas en el espacio. Los más conocidos en economía y desarrollo urbano son modelos de simulación de comportamiento de la gente, que se va modificando a medida que aumenta el ingreso. Uno puede predecir al corto plazo las condiciones de largo plazo, como el que la gente va a necesitar más movilidad.

IIO - Comúnmente la sustentabilidad se toma en el ámbito tecnológico medioambiental, pero sabemos que el problema abarca escalas económicas y políticas, por lo menos ¿Cuál es la competencia de un arquitecto en esta discusión?

ME - El arquitecto para poder aportar una visión sobre la ciudad, su desarrollo y diseño, debe estar preparado en las dos escalas. Creo que el arquitecto tiene capacidad de síntesis, de desarrollar formas en el espacio, en las que pone una hipótesis de diseño sobre la ciudad.
El arquitecto tiene un rol importante, pero desgraciadamente no está preparado lo suficiente como para poder abarcar y entender todos los factores que influyen en la toma de decisiones. Hay que entender cómo la gente se comporta, y entender que la ciudad es un mercado donde la gente toma decisiones individualmente para obtener una ventaja. Es un mercado con edificios, casas, comercio, oficina, es un funcionamiento de mercado, con una demanda por espacio y una oferta dada por inmobiliarios y operadores. Hay que entender muy bien cómo funciona, porque no puedes ir contra el mercado. Con nuestras democracias y en nuestras sociedad liberales tenemos que acompañar al mercado y no ir en contra, porque simplemente el mercado no te hace caso. Pero para poder guiar el mercado hay que entender muy bien la socioeconomía del país y cómo eso se relaciona con el comportamiento social. Si uno no tiene esa visión ni la capacidad de entender eso no tiene nada que decir, por eso las decisiones generalmente las toman otras disciplinas.
Lo que ocurre hoy es que los arquitectos están marginados del diseño urbano, y queda en manos de gente de geografía, economía, ingeniería, porque realmente no sabe comunicar ni participar en la toma de decisiones, que finalmente son políticas, porque no tienen argumento.
Pocos son los arquitectos de gran calidad de diseño que también lo pueden manejar, la gran mayoría queda fuera de la toma de decisiones a nivel de gobierno, porque tienen un lenguaje distinto, no usan las palabras correctas y no tienen un conocimiento profundo del problema.

JOSE LUIS GOMEZ ORDOÑEZ
IIO –En un país que ha adaptado una ortodoxia neoliberal, con partidos políticos que no se diferencian mucho respecto a lo económico, aparecen planteamientos base que corresponden a un sustento ideológico que no se discute. En lo que respecta a la ciudad, a veces pareciera que es necesario retroceder y discutir asuntos que se dan por sentados.

JLGO – Esa ideología parece confrontar a los prácticos, que solucionan los problemas, con los idealistas, que si bien tienen muy buenos principios, no saben gobernar. Dejando esta imagen, me trasladaría a otro terreno; el de la discusión intersectorial de distintas escalas, diversos poderes, diversos grupos sociales. Un plan que fuese capaz de dibujar la ciudad del futuro, tendría que generar procesos sociales que intercedan en la toma de decisiones y que le quiten la voz exclusiva a algunos sectores o políticas. Es verdad que esto aletarga la toma de decisiones; no es estar cuatro años zanjando discusiones, pero si que crezca la multiparticipación, la multiescala, en que la decisiones son múltiples, económicas, estratégicas, espaciales, sectoriales. Esto sin hablar de ideología, sino refiriéndome en la esfera técnica. Es el miedo a aparezcan complejidades tiene detrás ideología neoliberal.

IIO – Según Norbert Lechner, el rol de la política es ampliar el límite de lo posible. Pareciese que actualmente se entiende que la política, entendida como participación y discusión sobre la realidad que elegimos colectivamente, entorpece y limita aún más. El enriquecer estos procesos, aunque se alarguen, amplia los límites.

JLGO – Sí, el espacio de los proyectos es el de inventar posibles. Hoy más que el énfasis en la factibilidad en lo que se puede hacer, polarizado por el discurso neoliberal, se trata de abrir nuevas perspectivas. Lo que se puede hacer es una cosa, y lo que se podrá hacer si desencadenamos una energía, inventando procesos nuevos que no hemos visualizado todavía, posiblemente sea otra. En términos histórico-políticos, el capitalismo es una máquina de crear nuevos nichos de producción; en ese sentido usa el espacio de una manera abusiva, depredadora; crear nichos para nuevos consumos; es una continua y acelerada búsqueda de nuevos mercados. La paradoja, y esto lo señala muy bien David Harvey, es cómo esta construcción del espacio, una vez que se transforma en capital físico, genera también resistencias. Es decir, va dejando detrás territorios resistentes al cambio; el propio capital necesita estar creando nuevos, pero está destruyendo los que ya había capitalizado; así es, por ejemplo, como hoy se están destruyendo los centros. Entonces se dan esas contradicciones en el sistema capitalista: se necesitan tiempos de reproducción muy cortos, donde el capital financiero sea instantáneo, pero también necesita de capital organizacional, la economía del conocimiento que tanto la exaltan los economistas, que necesita tiempos largos. El tiempo lento de construcción es importante en el urbanismo, y es que la arquitectura, ese capital que se materializa en construcciones del espacio, es un mecanismo de fijación, de insturación de tiempos de cambio lentos.

IIO – Esta idea se relaciona con el concepto que utiliza Francoise Ascher, para referirse al proyecto como herramienta de negociación.

JLGO - Ascher habla también de lo importante de los procedimientos. No hay un plan que te dibuje y organice todo, el plan es una de las cien herramientas espaciales y sociales de una ciudad como Santiago. Probablemente ahora haya carencia de agentes de organización social, y por eso ocurren algunas destrucciones. Esos movimientos rápidos y de largo recorrido que cortan, que dificultan las conexiones lentas, la fractura del contacto entre lugares contiguos, provocada por las grandes arterias evitan precisamente que surjan organizaciones que pongan en discusión la perpetuación del sistema de decisiones que les margina. Pero a mí me parece que ir a las escalas intermedias, manejando los problemas en esa doble dimensión de largo y corto plazo, pero tambiÈn de gran escala y ·mbito reducido, puede ser una eficiente y bonita manera de atender a las formas espaciales de los procesos sociales, que nadie esté en posición de rebatir como inadecuada, o como ideológicamente sesgada.
Qué se hace a partir de la situación que hay ahora, qué mejoras se pueden hacer desde esta plataforma, dónde se puede enterrar la autopista. ¿Sólo en barrios ricos?, pues no. Miles de tareas que hacer en una enorme ciudad como esta, no se pueden resolver con un brochazo.

ALEJANDRO GUTIERREZ
El tema fundamental de conciliar corto y largo plazo es tener los mecanismos adecuados que incentiven esas relaciones. Si tú te olvidas de medir y cuantificar los costos de operación de un proyecto, evidentemente que te vas a olvidar del largo plazo. Si empiezas a incluir esos costos dentro de una cadena económica, te vas a acordar del largo plazo, y vas a poder empezar a ver cuáles son las ventajas de hacer las cosas de una cierta manera en el corto plazo, que es cuando tomas las decisiones. Una de las cosas fundamentales de cuando haces proyectos inmobiliarios de gran escala, es identificar cuáles son los costos de operación del proyecto al largo plazo. Eso cada vez más se está haciendo, y cada vez más en lugar de nosotros proponérselo al cliente, es el propio cliente el que espera tener esas respuestas.
En cuanto a la realidad local, hay que generar I + D en Chile, para tener conocimientos propios respecto a la región en la que están. Es importante además establecer mecanismos de legislación ambiental que obliguen a integrarse. Creo que en Chile hay algunos mecanismos potentes a nivel de legislación ambiental, pero no se han incorporado por aspectos de costumbre del procedimiento; hoy día tú tienes las Evaluaciones de Impacto Ambiental y las Declaraciones de Impacto Ambiental, un marco legal que es propicio para soluciones integradas, que son complejas desde el punto de vista de su aplicación y que requieren por lo tanto un equipo técnico; creo que en Chile existen esos capitales humanos con el conocimiento adecuado, pero el problema es que no se han acomodado a estos nuevos mecanismos que se han propuesto a nivel de planificación ambiental, de integrar en el desarrollo del proyecto los impactos ambientales que éste genera.
El tema de la equidad social es un tema central de la sostenibilidad. Si tú logras tener sostenibilidad ambiental, y no logras tener sostenibilidad social, la verdad es que tu sostenibilidad ambiental va a durar bien poco. Siempre tienes que tratar de tomar en cuenta y solucionar ambos temas, sino, no hay posibilidad de que eso en el tiempo se perpetúe positivamente. Por ejemplo, si tienes un barrio sostenible verde, desde el punto de vista ambiental, pero exclusivo del punto de vista social, la gente que va a vivir ahí no va a trabajar ahí, y la gente que tiene que trabajar ahí, no va a poder vivir por ahí, por lo tanto va a tener que desplazarse, y para eso va a tener que gastar energía; y de aquí a 15 años va a ocupar combustibles fósiles, y con ello emitirá emisiones, lo que finalmente no lo hace sostenible ambientalmente. En el fondo la sostenibilidad es un juego integrado. Sostenibilidad ambiental y social juegan una a favor de la otra, no se pueden aislar.

Fuente original:
http://cientodiez.cl/revistas/vol07/ideologia.html