lunes, 25 de mayo de 2009

Caminar, aprender, vivenciar / A propósito de la desaparición del Ciudadano


"Parece evidente que en los últimos años el caminar se ha vuelto una difusa práctica de conocimiento capaz de encaminar cada vez más diversos campos del saber. Una práctica de conocimiento fuera del mundo del arte, una especie de grado cero común a geógrafos, arquitectos, urbanistas, paisajistas, antropólogos, sociólogos, coreógrafos, fotógrafos, músicos, así como administradores y activistas políticos. Respecto a las acciones de la vanguardia de los años veinte y de los años setenta, hoy no se camina más en modo auto-demostrativo, para afirmar que el caminar es un arte, siendo esto ya ampliamente reconocido por el mismo sistema del arte No se camina más sólo para reportar la experiencia en los museos bajo la forma de obra o de documentación del archivo, se camina para hacer cumplir la experiencia a otros. Quien camina hoy lo hace cada vez menos en solitario y cada vez más con otros, para compartir con otros, para encontrar a otros.
¿Por qué entonces este deseo de explorar la ciudad y de hacerla explorar? Guy Debord aconsejaba “formar bastantes grupos de dos o tres personas juntas en una misma toma de conciencia, ya que la confrontación entre estas impresiones de estos grupos diferentes debe permitir llegar a conclusiones objetivas”. Dejando de lado la posibilidad o no, de llegar a conclusiones

objetivas, creo que Debord da aquí una primera respuesta importante: la formación de uno o más grupos permite efectivamente mezclar las experiencias y dar una representación compartida y múltiple. Durante el camino se producen importantes relaciones internas y, hecho fundamental, se multiplican las relaciones con lo externo. Se multiplican los pies, los ojos y las orejas, y luego también los deseos, las desviaciones, los encuentros. En dos palabras, se multiplican las interacciones con el territorio.
Ahora bien: caminar con otras personas permite superar el temor y adentrarse en zonas siempre más oscuras y no exploradas. El temor permite aprender, en el sentido de acrecentar la conciencia propia y de tener aprehensión, un temor que despierta el instinto en las confrontaciones del espacio y que te impulsa a encontrar velózmente un rato libre en la red, una vía de fuga, una respuesta. Parece, cada vez más, que para conocer el territorio se necesita ir “allá donde hay miedo pero donde hay también eso que te salva”, como decía Holderlin.
Y no es un caso entonces, que los lugares donde suceden la mayor parte de estas caminatas se encuentran en zonas-off, no frecuentadas, abandonadas. Precisamente el abandono es uno de los sujetos más frecuentados, porque es capaz de revelar, para quien lo sabe leer, el inconsciente de la ciudad, sus problemas irresueltos, sus esqueletos en el armario."

Francesco Careri, Arquitecto, pos situacionista, fundador de Stalker.
En Walking With, Spam ARQ.

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